Resulta que el otro día, hablando con mi hermana-prima, me recordó las risas que nos echábamos con el "misterio del trocito de ovario".
Redundando en la entrada de errores médicos y otros sinsentidos os cuento como fue mi segundo ectópico... Me acuerdo perfectamente que llevaba un par de días de retraso. Era mi segundo mes con omifín y ese día nos tocaba ir a la consulta de reproducción asistida de la Seguridad Social. Llegué del trabajo y le comenté a mi chico que por qué no me hacía un test y así descartábamos embarazo para ir a la consulta sabiendo si había funcionado el omifín o no. Aunque no estaba de acuerdo (odiaba que me hiciera test de embarazo porque siempre me salían en blanco o un NO EMBARAZADA si era clear blue), claudicó. Y ahí fui a por uno de los test de embarazo que pedía por internet, los cuales junto con test de ovulación, vendían en un pack por cuatro perras y te mandaban chorrocientas tiras mojapipís. Esto, que parece una ventaja, no lo es. Os lo digo en serio. Huid de estas tiras del demonio que te hacen que, cuando llevas horas de retraso en la regla, caigas en la tentación de mojar la dichosa tirita para comprobar, después de mirarla del derecho, del revés, al trasluz y bajo el microscopio, sólo aparecía una asquerosa raya.
En fín, que me voy del tema...
Cogí la tira, la mojé de pipí, la dejé a solas durante unos minutos y allí que fuimos los dos al wc a comprobar que, una vez más mis tiras eran defectuosas (no tenía otra explicación) y nos habían vendido las que no anunciaban embarazo. Pero no fue así. Allí, mirándonos de reojo, casi imperceptible, apareció una segunda raya. Mi chico decía que eso no era embarazo, que tenía que marcarse como la otra raya. Y yo, que a esas alturas ya estaba más que empapada de internet y que conocía las rayas fantasma y todas sus variedades, le refuté que no, que eso era que estaba embarazada.
- Bueno, se lo enseñamos al gine y él que decida- dijo mi chico.
Y allí que fuimos. Y, efectivamente, cara-seta (que tío más estirao y singracia era el de reproducción asistida) nos dijo que sí, que enhorabuena (esto no lo dijo, pero que menos...) y nos daba cita para dos semanitas después para hacer eco.
Pero ya sabeis que no llegué. Un día empecé a encontrarme mal, me fui a urgencias y allí empezó mi calvario. Este segundo ectópico vino complicadillo porque no había manera de que bajara la beta con el metotrexate (medicación que te ponen para que se pare el ectópico). De repente un día la beta bajaba y a los dos días volvía a subir como la espuma. Bajaba y subía, y cada vez que subía lo hacía más. Hasta que un día me empezó a doler el lado, me exploraron y corriendo me llevaron a quirófano. Parece ser que estaba a punto de reventar la trompa...
Cuando me desperté me dieron la noticia: Valeska, te hemos quitado la trompa y también casi todo el ovario porque estaba afectado por el ectópico.
Me cayó como un jarro de agua fría... Pero ¿cómo que casi todo el ovario?
-Sí, te hemos dejado un trocito, pero su función es meramente de desahogo hormonal, no podrás ovular por ahí. Pero no te preocupes que tu fertilidad no tiene por qué quedar afectada. Puedes quedarte embarazada perfectamente.
Hombre, tan perfectamente no, porque era con los dos ovarios y me costaba lo mío como para pensar que con uno iba a ser igual o más sencillo...
En fín. Yo pensaba en ese trocito de ovario y me lo imaginaba como una minicuña de queso (no sé por qué) flotando cerca de mi útero. Sin trompa a la que acompañar, solito, pequeñito. El pobre minitrozo. Pero nunca más se supo de ese minitrozo. Nadie me pudo localizar jamás esa cuña flotante. Y eso que me hice ecografías a porrillo. Cuando me hacían la eco y empezaban a rebuscar por el lado derecho hasta que decían ¡pero dónde está el ovario! y yo respondía que lo había perdido por un ectópico pero que me habían dejado un trocito, se me quedaban mirando como si hubiera dicho que ayer estuve de viaje en la luna y me respondían: pero qué trocito mujer, si aquí no hay nada. Y yo repetía lo que me había dicho el gine que me operó: sí, un trocito, para la liberación hormonal. Y me miraban como si tuviera dos cabezas y ocho brazos, y me decían: pero qué me estás contando. Usted flipó cuando se despiertó de la anestesia. Bueno, eso no me decían, pero era lo que dejaban entrever.
Y yo misma hubiera dudado de esto si no fuera porque ese mismo gine que me operó dio la misma información a mi familia. Ellos no estaban presentes cuando me lo dijo a mí, y yo no estaba presente cuando se lo dijo a ellos, así que...
Finalmente pedí el historial clínico. Quería saber qué había pasado en esa operación, qué pasó con el ectópico, mi trompa, el ovario quitado y la minicuña. Y el resultado es que allí no ponía nada de que el ovario estuviera afectado por el ectópico, ni tampoco que me hubieran dejado un trozo. Nada. Lo único que ponía era que habían realizado "Salpingectomía y ooforectomía derecha" (quié ici que me quitaron la trompa y el ovario derecho). Y en anatomía patológica ponía que en el bote que les habían mandado estaban una trompa bastante perjudicada y un ovario. Y fin.
Con lo bien que me lo pasaba presumiendo de tener ovario y cuarto. Con mi minibabybel flotante. Pero no, no había, ni hay, ni habrá nada.
Así se resolvió el misterio del trocito de ovario...
Finalmente pedí el historial clínico. Quería saber qué había pasado en esa operación, qué pasó con el ectópico, mi trompa, el ovario quitado y la minicuña. Y el resultado es que allí no ponía nada de que el ovario estuviera afectado por el ectópico, ni tampoco que me hubieran dejado un trozo. Nada. Lo único que ponía era que habían realizado "Salpingectomía y ooforectomía derecha" (quié ici que me quitaron la trompa y el ovario derecho). Y en anatomía patológica ponía que en el bote que les habían mandado estaban una trompa bastante perjudicada y un ovario. Y fin.
Con lo bien que me lo pasaba presumiendo de tener ovario y cuarto. Con mi minibabybel flotante. Pero no, no había, ni hay, ni habrá nada.
Así se resolvió el misterio del trocito de ovario...